Lyngen: un paraíso del esquí de montaña


¿Qué es un paraíso? Según la Real Academia Española, paraíso es un sustantivo que hace referencia a un lugar de felicidad y delicias. Otras definiciones aluden a un estado de suma dicha y perfección, a un entorno idílico y libre de sufrimiento o a un espacio utópico en el que se alcanza la plenitud espiritual y física.
Pues bien, para Jordi Pola, Técnico Deportivo de Alta Montaña y guía de numerosos viajes de Muntania Outdoors, los Alpes de Lyngen, en Noruega, son un paraíso del esquí de montaña.
Jordi ha estado unas semanas en Lyngen guiando a nuestros grupos de esquiadores, y esto es lo que tiene que decir sobre Lyngen, paraíso en la tierra de los esquiadores de montaña.

¿Qué es lo que más te gusta de Lyngen como esquiador de montaña?
Lyngen para mí es el paraíso del esquí de montaña. Y no tanto por su calidad de nieve, que es excepcional, sino por las decenas y decenas de opciones que nos brinda este macizo. Tanto en la propia península de Lyngen como en las cercanías de Tromso y alrededores, tenemos multitud de opciones, con unas características muy variadas que podrán hacer las delicias de cualquier esquiador. Y siempre con las maravillosas vistas que nos ofrecen las cimas de estas montañas con el mar al fondo. Una verdadera maravilla que para mí es de lo mejorcito que podemos encontrar.
¿Qué nivel de esquí se necesita para disfrutarlo bien?
Dadas las grandes cantidades de opciones que nos ofrece este terreno al lado de los distintos fiordos, la verdad es que podemos encontrar opciones para todos los niveles. Sí que es verdad que, aunque la calidad de la nieve suele ser muy buena, pues en función de ello tendremos que dominar más técnicas de esquí. Cuanto mejor sea nuestra técnica, pues más vamos a disfrutar. Pero evidentemente este terreno nos ofrece opciones con pendientes muy moderadas que nos harán disfrutar desde un nivel medio de esquí y, pudiendo encontrar también grandes pendientes, harán las delicias de los freeriders más radicales.
¿Qué otros aspectos, además del esquí, destacarías del viaje?
Quizás lo que más nos sorprenda a la gente que viene de la península, de latitudes mucho más moderadas, pues es cómo llevan la vida los nórdicos, cómo se desarrolla su día a día, conviviendo continuamente con la nieve, con el frío… Esto quizás sea algo bastante interesante para nosotros, que venimos de un país de sol, luz, calor y una vida social muy intensa. Es de lo más destacable, cómo se han adaptado a un medio bastante hostil los nórdicos.
¿Alguna anécdota interesante o graciosa que contarnos?
No lo llamaría tanto una anécdota, sino las reacciones que encuentro en todos los grupos: de una felicidad absoluta. Tras el paso por Noruega, después de una semana de esquí, bueno, es una felicidad y una alegría plena, no por haber disfrutado tanto de estas montañas. Es algo común en todos los grupos que he podido guiar. La verdad es que cuando te vas de aquí te vas con mucha pena, porque realmente es un sitio donde disfrutas al máximo todo: los contrastes del paisaje, las cabañas tan bien equipadas y unas montañas que nos absorben, por esos paisajes tan extraordinarios, nieves fantásticas y maravillosas. La gente se va encantadísima de este destino.

¿Cómo animarías a otros esquiadores a viajar allí?
Siempre digo lo mismo: no puedes colgar los esquís sin haber estado al menos una vez en tu vida como esquiador en Noruega. Y para mí, los Alpes de Lyngen en especial. Animo a cualquier esquiador de montaña que, en el momento que pueda, se pase por Noruega y disfrute de todo el viaje, que es una cosa bastante especial y espectacular.